jueves, 8 de noviembre de 2007

Agresión y Sexo en el Marketing

Voy a tratar un tema sensible esta vez. Sensible en todo el sentido de la palabra, el empleo de estímulos sexuales y agresivos en el marketing, molesta a muchas personas, otras lo disfrutan, eso depende de la cultura de cada persona, pues ella influye en el significado y el sentido que tiene la sexualidad humana y lo que se considera una agresión o la muerte. Sin embargo, sin importar el factor cultural, todos somos seres humanos. Steve Vai un guitarrista de rock en su obra maestra titulada Pasión y Guerra, al final de la primera canción titulada Libertad y antes de la segunda titulada Pesadillas Eróticas, expresa “Podemos ser humanos, pero seguimos siendo animales”.

El médico psiquiatra, Sigmund Freud padre de la teoría psicoanalítica postuló que el comportamiento humano surge de una dinámica mental del id (ello) nuestra parte animal que se rige por impulsos primitivos y deseos buscando placer y calma, el ego (yo) que se rige por la razón buscando adaptarse a la realidad y el superego (superyó) que se rige por lo moral y los valores buscando la aceptación social. Gran parte de esta dinámica se desarrolla a nivel inconsciente y si no logra resolver los conflictos que se generan entre estos tres elementos, se desarrollan mecanismos de defensa como la represión (ignorar o atenuar), la proyección (tercerizar y ocultar), la identificación (imitar) y la formación reactiva (encubrir).

Impulsos primitivos están escondidos a la consciencia y se manifiestan en los lapsus mentales y los sueños. Es decir en el preconsciente (subconsciente) así como en el inconsciente. Dos impulsos antagónicos, Eros un impulso sexual tendiente al placer, la salud y a la reproducción, y Thánatos, el impulso de la muerte. Esta última representa una agresión, aunque a veces se resuelve en un impulso que nos induce a volver a un estado de calma, como cuando se estaba en el vientre materno.

Estimular la fantasía, emocionando mediante aquellos estímulos primitivos, permite captar la atención del mercado e inclusive motivar el consumo y la compra de productos y servicios. Sin embargo esa sensación no se produce con la misma intensidad en todos los casos, dependerá de la persona, el producto y la estrategia empleada de manera que no resulte obsceno, sexista, cruel, perturbador o simplemente desagradable.

Efectivamente el sexo vende y la agresión también, pero a su vez puede deteriorar la imagen de una marca o empresa, al exceder la tolerancia del mercado. Existen otros caminos para llegar al mercado, no tan básicos y elementales, caminos más difíciles pero menos riesgosos que llegan al mismo lugar.

Principalmente se emplean estos estímulos en la publicidad, pero también se usan en las ventas, y todo recurso promocional inclusive en los empaques de productos. Existen muchos productos y servicios que están orientados a satisfacer de forma directa o indirecta este tipo de necesidades y deseos. Piense en ropa, películas, bebidas alcohólicas, cosméticos, perfumes (incluidas las feromonas), montañas rusas, música, etc.

Las teorías de Freud han sido cuestionadas por algunos científicos, limitando sus aportes al campo filosófico, pero para los que necesiten evidencia científica, les invito a revisar los estudios del primatólogo japonés Tetsuro Matsuzawa, el afirma que los humanos y los chimpancés tenemos un 98% de genes en común. Según el mercadólogo Gerald Zaltman existen muchas similitudes en nuestros pensamientos, emociones, sentimientos y actividades. Lo que nos diferencia es la aptitud humana para tener consciencia de nuestro propio ser y reflexionar sobre nosotros mismos.

Ahora preste más atención y busque estos estímulos en el mercado, observe el comportamiento de las personas y perciba el animal que todos llevamos por dentro.